sábado, 10 de noviembre de 2012

Entrevistamos a Javier Camarena, tenor mexicano

Javier Camarena debuta este domingo en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona con el personaje de Nemorino de la ópera L'Elisir d'Amore, de Gaetano Donizetti. Hemos hablado con él para que nos explique sus impresiones sobre la obra y nos cuente más de su carrera.
- No es tu primera vez en Barcelona, ya participaste en el concurso Francesc Viñas.
- Si, en el 2005 visité la ciudad, y me dieron un premio consistente en una beca de canto con Juan Ocina. Habitualmente vivo en Zuric, en Suiza, donde llevo seis años en la compañía de ópera. Antes llegué a hacer casi cincuenta funciones anuales, pero ahora el contrato es más flexible, y me permite moverme más. Fruto de ello salieron estas representaciones de l'Elisir d'Amore.
- ¿Cuanto llevas en Barcelona?
- Ensayando la ópera unas tres semanas, debíamos hacer cuatro funciones, pero finalmente sólo seran tres, por la huelga. Es una producción que ya se había montado, así que tampoco lleva mucho trabajo de nuevo.
- ¿Hoy en día la dirección artística os deja mucho margen de improvisación?

- Es cierto que hay producciones que tienen los movimientos muy limitados, pero si hay espacio para la improvisación, para el juego. Se mantiene y se respeta el trazo general, pero tenemos margen para nuestra interpretación del personaje.
- ¿Como defines tu Nemorino?
- Es el personaje más bueno que puedes encontrar en el mundo de la ópera. Si el barón Scarpia, de Tosca, fuera el más malo, este sería el más bueno. Recoge la imagen de la inocencia, de la nobleza, el amor incondicional, platónico. Creo que este tema yo lo he desarrollado bastante con mi interpretación. Antes se trataba a Nemorino como un tonto, un bobo. Yo creo que no es verdad. Es un personaje dulce, que surge de la adolescencia. Y en esa época, cuando uno es adolescente, todo se magnifica. Por ello lo trato como a un chico muy enamoradizo que lo hace todo por la mujer que ama. Acaba siendo un personaje entrañable.
- Se ha criticado recientemente que se escoge a los cantantes por su aspecto físico y no por su voz.
- Es verdad que hoy se es más exigente en este aspecto. Pero también en otros. Por ejemplo hoy en día tienes que ser muy buen actor, conocer el escenario... no solo quedarte quieto y saber cantar. En cuanto a la imagen, es verdad, y aún más si hay que grabar la función en alta definición, donde se te ve hasta la última arruga en la cara. Lo han dicho muchos de mis compañeros, que cada vez más se hacen los casts mirando fotos. Se tiene mucho en cuenta el aspecto, si, pero por suerte hay excepciones honrosas de grandes voces. La ópera no deja de ser, fundamentalmente, un arte sonoro. La gente va a escuchar.
- ¿Cuando empezaste en este mundo?
- En 1995 en Xalapa. Siempre tuve inquietudes, pero finalmente fue una casualidad. Yo estudiaba ingeniería eléctrica pero me dí cuenta que quería dedicarme a la música. Sin embargo ya era muy tarde para dedicarme al piano o otros instrumentos, que son de una carrera larga. Así que como ya cantaba en un coro, pensé en dedicarme al canto.
- ¿Como tenor?
- Tenor lírico ligero. Siempre supe que era tenor, pero fue con el paso del tiempo, la definición del repertorio, etc, cuando me especialicé en Donizetti, Rossini, y el bel canto.
- ¿Qué personajes te gustaría interpretar?
- Aun tengo 36 años y eso significa que en el futuro podré cantar algunos personajes que ahora mismo no cantaría. Ramon Vargas también hizo eso. Espero con ganas hacer el Werther de Massenet, el Rodolfo de La Boheme, el Mario Cavaradossi de Tosca, y también Romeo et Juliette o Faust de la ópera francesa. 
- ¿Y tus próximos proyectos?
- Para 2015 me han invitado a volver al Liceu con Maria Stuarda. También está el reto de I Puritani, de Bellini, y de seguir con Mozart.
- ¿No te da rabia estudiarte algún personaje que quizás no harás nunca más?
- No. Porque de todo se aprende, de todos los papeles... se trabaja y mejora la calidad tímbrica y armónica, y muchas otras cosas. En este sentido he aprendido mucho de óperas como Mosé en Egitto o le Comte Ory, de Rossini, entre otros. Siempre se aprende de los compositores, de la música.
- P¿orqué hay tan poca ópera en México?
- Ahora acabo de regresar y hemos hecho unas funciones del Barbero de Sevilla que han llenado cada día. Quizás es que, desde hace tiempo, México es un país en vías de desarrollo, y el dinero llega antes a construir carreteras, a combatir el crimen, etc... antes que a la cultura. Y eso pasa aunque México sea un país donde los héroes se dedican a darle patadas a un balón, cuando tenemos excelentes cantantes, desde hace tiempo, Araiza, Vargas, Villazón, de la Mora. Necesitamos empresarios que confien en el sector de la lírica, igual que hay empresarios en otros sectores. El público está. Ahora se llena el Auditorio Nacional para ver en director las óperas del Metropolitan de Nueva York. Yo y mis colegas, cuando cantamos en México, precisamente, es cobrando muy poco, y colaborando, por amor a México.
-¿Y con qué cantante mexicano te quedas?
- De todos admiro algo. De Villazón su entrega desbordada. Fernando de la Mora hace maravillas con la música popular...etc.
- ¿Qué próximo proyecto esperas con ilusión?
- Hacer I Puritani en el Met de Nueva York
Albert Torras

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